15/03/2011

Primera estación, primeras impresiones


© A.Deniaud/Tara Expéditions
15-03-2011
20 a 25 nudos de viento, olas de 3 metros, la primera estación de la jefa científica Lee Karp-Boss y su equipo fue algo "deportiva". A pesar de condiciones climáticas incómodas, la tripulación de Tara pudo hacer cuatro sumersiones de la CTD, dos redes para protistas, y una sumersión del "Neuston net”, red doble que captura el mezoplancton en superficie. Al mismo tiempo se bombearon más de 200 litros de agua de mar, luego cuidadosamente embotellados. "Dadas la condiciones de mal tiempo, el hecho de que era una primera vez para este equipo a bordo de Tara, y que el cabestrante llevaba dos meses sin uso por culpa del G2, ¡hicimos un súper trabajo!” se exclama Sarah Searson, ingeniera en cubierta. Sin la experiencia de Sarah y de los marineros que la rodean, la inmersión de la roseta en esas condiciones hubiera sido por lo menos delicada.
Durante dos días, los científicos han llevado a cabo un muestreo en esta famosa área de upwelling, rica en nutrientes y fitoplancton. El upwelling, o resurgencia de aguas en español, es un fenómeno oceanográfico que resulta de la presión de las aguas de superficie por los vientos  dominantes y la fuerza de Coriolis, causando el afloramiento de aguas frías de profundidad ricas en nutrientes.
Una primera inmersión de la roseta arrojó mediciones de clorofila que indicaron una fuerte presencia de fitoplancton a 35 m de profundidad.  Partiendo del DCM (deep chlorophylle máximum)  y otros datos, Lee definió las diferentes profundidades de muestreo.
En popa, se sigue con las manipulaciones, pero al compa del llenar de las botellas, el viento y las olas arremeten. El trabajo de los científicos se hace arriesgado. De repente una ola más violenta tira un tambo de agua al piso, derramando la muestra. En cuestión de minutos, François lo vuelve a soldar y se vuelve a usar.  "El trabajo de campo, especialmente en un barco como Tara, dista mucho de lo que acostumbramos todos los días en laboratorio. Aquí debemos trabajar con lo que hay, ser solidarios, reactivos, innovadores en caso de problemas ", concluye Lee al final de la estación. Los científicos no sólo deben funcionar con los medios a bordo sino que también deben anticipar los movimientos del barco para evitar manipulaciones equivocadas, cuidar de no lastimarse, y para algunos enfrentar el mareo. "¡Antes de embarcar, me era difícil imaginar lo  acrobático del trabajo en Tara en estas condiciones! ¡Tendré moretones por todas partes, pero no importa, he cumplido mi misión! “confiesa Leila, quien filtró 300 litros de agua y llenó más de 160 botellas de muestras de protistas en el día.
En el laboratorio húmedo, Melissa admite haber pasado por momentos difíciles, pero "cada vez me recordaba por qué yo estaba allí, la importancia de esta expedición. Me daba motivación. Me decía: just keep going!”.
Sola en el laboratorio seco, Gabriela captura en música las primeras imágenes de los microorganismos recogidos, una gran primera vez  para esta especialista de tiburones quien suele más bien estar en cubierta al acecho de los depredadores. "Las manipulaciones se desarrollaron muy bien, apenas tuve un problema con el “flowcam” que se atascó dos veces por la densidad de las partículas de las muestras. Pero Frank me dio una mano y se reinició rápidamente". Además de los instrumentos habituales, Gabriela utilizó por primera vez a bordo el Accuri cytometer.  Recién embarcado, este dispositivo permite determinar, a partir de los pigmentos, las diferentes poblaciones de fitoplancton en las muestras.
Para el equipo de científicos a bordo, el bautismo les habrá ido bien, finalmente. Capitalizando sobre esta primera experiencia, se están preparando para la próxima estación que tendrá lugar, en los próximos días, en la zona de transición entre el upwelling y el giro del Pacífico Sur.
Anna Deniaud.