16/10/2011

Después de la lluvia, el sol


Arco iris, Hawái. A. Peyrot/Tara Expeditions

Luego de aguantar un mar bastante agitado y vientos de hasta 35 nudos, estamos llegando en el centro de la depresión. Hemos perdido nuestra vela mayor que a su vez se rompió. Los últimos momentos con vela, los hemos pasado afuera en cubierta con arneses de seguridad, contemplando la furia del mar y empapándonos bajo cascadas saladas.

François Aurat, anoche, en su turno: "02:30, 29 nudos noreste, ¡podría ser la entrada al puerto de Brest un 15 de agosto! Es la magia de Tara. Pero hacen falta las galletas y las salchichas".

Hoy, domingo, 16 de octubre, el sol brilla de nuevo. Parece que llegaremos a nuestra próxima estación de muestreo mañana por la tarde. Nuestro equipo científico está listo para reanudar el trabajo. Martin hace donación a la ciencia de un dorado recién capturado. Bisturí en mano, Celine Dimier disecciona las entrañas de este pez con miras a buscar residuos de plástico en su contenido estomacal. Desafortunadamente, por así decirlo, el estómago del animal está completamente vacío y por eso termina enganchado al anzuelo. Queda por analizar su carne más de cerca, que podría presentar una toxicidad invisible a simple vista. Es útil conservar esta presa como parte de un estudio sobre las consecuencias del desastre nuclear de marzo 2011 en Fukushima. Este pez no ha estado en contacto con la contaminación pero servirá como "punto cero". Una referencia a partir de la cual se podrá controlar los niveles de radioactividad en los organismos una vez hayan convivido con residuos o aguas contaminadas circulando en el Pacífico. Céline Blanchard negocia astutamente un intercambio entre filetes de dorado fresco y sierra congelada, la que habíamos pescado en una zona más significativa, en medio del continente de plástico del Pacífico Norte. Todos le agradecemos su visión comercial que nos permite una nueva ronda de poke mahi mahi para la cena.

Andres Peyrot