29/01/2012

Bitácora de Catherine Chabaud, a bordo de Tara hasta Nueva York


Inmersión de los instrumentos, reglas de seguridad /Catherine Chabaud

¡Hola todos!

¿Cómo expresar la alegría de estar aquí, a bordo del Tara, derivando a la altura del Cabo Hatterras? Me siento privilegiada de estar tan cerca de la exploración de los océanos, del conocimiento puro, y de compartir momentos, en última instancia muy simples, con los descubridores de lo infinitesimal, de este "polvo de mar", para utilizar la bella imagen de Anita Conti acerca del plancton.

Les tengo cariño a estos biólogos, ingenieros oceanógrafos, especialistas en bacterias y protistas, que operan sus dispositivos de muestreo con sumo cuidado, cosechando en sus redes esta semilla oceánica tan diminuta, tan frágil y a la vez tan rica. No puedo dejar de pensar en los gestos de los niños cuando exploran una playa con cubeta y pala, pescando camarones, cangrejos, conchas y trozos de algas.

Esta actividad se ha convertido en parte de su oficio: recolectar lo infinitesimal del océano donde está. Los micro-organismos recolectados en la filtración, no los abandonan en un rincón. Los conservan cuidadosamente en frascos y tubos, los etiquetan con código de barras. Y esta vez no puedo dejar de pensar en los tubos manipulados por la enfermera quien me saca sangre para un análisis. Con algunas gotas de formol o congelación, estas delicadas muestras tomaran el avión a la siguiente escala, rumbo a los 21 laboratorios europeos y americanos participantes de Tara Oceans.

El domingo por la tarde, el viento amaina por fin y el mar deja quieta nuestra ballena. El generador necesario para operar los 2100 metros de cable que soportan la inmersión de la roseta, los bongos y el regente, acepta arrancar, mimado por Daniel, el " jefe”, y Loïc, el skipper.

Tara llega al waypoint definido por Lars Stemmann, oceanógrafo-biólogo, jefe de misión del leg, y Daniele Ludicone, físico-oceanógrafo, uno de los coordinadores de Tara Oceans. Estamos en la medula del Gulf Stream. Todos están aquí para eso. Esta corriente cálida que mueve aquí 55 millones de metros cúbicos de agua por segundo, o sea 5000 veces el debito el Ródano, o 300 veces las Amazonas, cuestiona y apasiona.

¿Cuáles son las diferentes especies de microorganismos, de virus a larvas de peces, que viven aquí? ¿Cómo evolucionan, llevadas de viaje por estas masas de agua caliente? ¿Cuáles son los organismos que sobreviven en los anillos de agua caliente que se desprenden del Gulf Stream y se aíslan en las aguas frías de la corriente del Labrador más al norte?

Los observadores que somos, al igual que los medios de comunicación y escolares en tierra, presionan a los científicos: ¿Cuáles son estos micro-organismos que se pueden ver gesticulando en el vaso? ¿Los podemos ver con el microscopio? ¿Han descubierto nuevas especies? ¿Qué les aporta Tara Oceans?

Los científicos saben sobre todo que no saben, que “hay que esperar”, que "puede llevar años", que "el análisis de las primeras muestras de algunas estaciones revela un gran número de genes desconocidos".

Nos gustaría obtener más información de inmediato. Sin embargo, al escucharles, al entrevistar uno y otro, entiendo que la riqueza de Tara Oceans está también en la visión global que se esboza luego de 144 estaciones ya realizadas en todo el planeta, en el trabajo colectivo que asocia biólogos , oceanógrafos, biólogos moleculares, bioinformáticos, en el compartir de la ciencia con el mayor número de gente posible. Viéndoles cuidar tanto, prestar suma atención a lo infinitamente pequeño de los océanos, yo también entiendo más que nunca lo capital que es el mar.

Se pone el sol, el muestreo va seguir una parte de la noche, hay que aprovechar la calma antes de la siguiente ráfaga de viento. En cubierta, la temperatura ha bajado de 10° y cada quien se abriga aun más. Las redes y la roseta siguen faenando.

¡Buena suerte a todos!

Catherine Chabaud