10/05/2012

En Lorient, la corriente pasa













  
Paneles de control eléctrico. F.Aurat/Tara Expéditions
Un barco es como una casa, necesita electricidad. Es algo fácil estando amarrado a un muelle, basta con conectar a la red eléctrica del puerto. Pero en alta mar, se vuelve más complicado: uno debe producir su propia electricidad.
La energía no viene necesariamente del cielo. Sería posible con turbinas eólicas o paneles solares, pero no hay suficiente espacio disponible en la cubierta de Tara para considerar tal instalación. Tara cuenta con 3 generadores, uno en la bodega de proa (GE s), uno en el taller (GE1), y el más grande en la bodega de popa (GE2). Este último alimenta el cabrestante oceanográfico. Sin él, no se hubiera podido realizar las estaciones de muestreo en el transcurso de la expedición Tara Oceans. Y vamos a necesitar estos generadores para la próxima expedición en el Ártico.
Estos tres grupos aportan la energía necesaria para los equipos a bordo: refrigeradores, congeladores, luces, bombas, luces de navegación, cabrestante, molinete. Los grupos producen corriente 220 V y consumen el mismo combustible (diesel) que los dos motores principales. Recargan un banco de baterías que se usa cada vez sea posible. Por lo general, se apagan los grupos durante la navegación nocturna. Quienes están de turno vigilan el nivel de carga de las baterías y prenden un grupo si es necesario. La regla en Tara es de optimizar el uso de estos grupos por lógica ecológica y por economía.
Por ende, una gran parte del trabajo en el astillero de Lorient, está enfocado en la rehabilitación del sistema eléctrico general. Un objetivo es de cambiar los paneles de control eléctrico. Al mismo tiempo, aprovechamos la oportunidad para modificar determinados circuitos; La goleta y la vida a bordo han evolucionado desde su construcción.
El corazón del trabajo ha sido confiado a la empresa Barillec, la cual se esmera desde hace dos semanas en aclarar la situación. Los dos paneles deben estar listos antes del regreso de Tara al agua, en junio.
François Aurat, marinero