07/07/2013

En el reino del hielo


Tara vuelve a encontrar el hielo A.Deniaud/Tara Expéditions

El horizonte ha cambiado de color. Una línea blanca  bordea la planicie azul. ¿Sera una vez más el efecto Novaya Zemlya? “! Hielo a la vista !" Cunde la euforia. La tripulación estaba a la espera de eso desde Múrmansk. Ni el frio penetrante, ni la luz permanente del día polar nos habían convencido de nuestra posición en el Ártico. Pero ahora, ¡Si! Sin miedo, Tara se dirige hacia la pared blanca que se eleva en el horizonte. Parece que la goleta tiene prisa de volver a encontrarse con este viejo amigo, el hielo que lo había cobijado varios meses en su deriva ártica.

 Desde hace tres días, la temperatura ha bajado significativamente. Estamos en valores negativos. Los copos de nieve salpican las estaciones de muestreo, obligándonos a proteger hombres y equipos. Los científicos han decidido ir más al Este, arriba de la isla de Novaya Zemlya, con la esperanza de muestrear el borde del hielo. Como unos niños, la tripulación quiere coquetear con este hielo. Pero pese a lo que dicen los mapas recibidos a diario, que nos indican su presencia a pocas millas de nuestra posición, no lo hemos visto.

Y de repente, el sábado, entramos en un nuevo mundo.

Son las once de la noche, pero no tenemos sueño. En un silencio religioso, deslizándonos sobre un mar inmóvil, contemplamos los bloques de hielo flotando en lo que podría ser una  balsa de aceite o un escenario post-apocalíptico. Es un descubrimiento para algunos, un rencuentro para los demás. "Es puro placer volver a ver el hielo" confiesa Samuel, el capitán. "Es hermoso..." susurra Joannie, emotiva. La belleza fría sabe jugar con sus colores y formas para seducirnos. Sobre el azul intenso del mar de Kara, el blanco inmaculado contrasta con el azul turquesa de la parte sumergida de los hielos. Las formas geométricas de algunas placas se conjugan con las curvas de bloques gastados e hileras de estalactitas transparentes. Tara, sumamente atenta, zigzaguea entre estas esculturas naturales.

La noche es un concierto de crujidos del hielo rompiendo bajo el casco. Ya estamos en el reino blanco, no es un sueño ni un espejismo. Muestrear en estas aguas heladas y capear el frio será nuestra dura realidad. Mañana comienza una estación larga. ¿Cuáles son los microorganismos que logran vivir en la zona, habrá más vida en profundidad que en superficie? Vamos a descubrirlo gradualmente.

Anna Deniaud Garcia