30/09/2013

Tara cruzó el Paso del Noroeste



Paso del Noroeste.V.Hilaire/Tara Expéditions

A poco más de un mes de haber cruzado el Paso del Noreste, Rusia, Tara ha cruzado el del Paso del Noroeste, Canadá, este sábado 28 de septiembre 2013. La expedición Tara Oceans Polar Circle cumple así con su objetivo de entender mejor el ecosistema del Ártico, descubriendo las especies planctónicas poco exploradas en el polo.

El propósito de esta expedición no es el de realizar una hazaña, sino el de recolectar muestras planctónicas de buena calidad. Inmediatamente después de librarse del  Paso del Noroeste, el  equipo de científicos a bordo está aprovechando las condiciones meteorológicas excepcionalmente favorables  para llevar a cabo una estación científica de 48 horas en el Lancaster Sound.

Las próximas escalas de la expedición están programadas en Arctic Bay y Pond Inlet, Nunavut, Canadá,  el 4 y 6 de octubre. Luego, vendrán Ilulissat en Groenlandia, Quebec, Saint Pierre y Miquelón. Tara regresará a Lorient a principios de diciembre.

A pesar de una presencia de hielo más importante que en los 4 años pasados, la navegación por los Pasos del Noreste y Noroeste ha podido cumplirse en el tiempo previsto, sin invernar, realizando las estaciones de muestreo programadas. Según Jean-Claude Gascard, director emérito de investigación  del CNRS en el laboratorio Locean, Universidad Pierre y Marie Curie, " (…) en general, los Pasos Noreste y Noroeste tenderán a abrirse más temprano y a cerrarse más tarde, con la salvedad de anomalías estacionales vinculadas a la variabilidad natural, como en el año en curso”.

29/09/2013

El Paso del Noroeste ha quedado atrás


Siguiendo el Louis Saint-Laurent.  B.Régnier/Tara Expéditions

Desde las 15:00 hora local del sábado, Tara se desliza de nuevo en aguas abiertas. En la madrugada, con las condiciones meteorológicas favorables que un anticiclón estable nos permitía vislumbrar, hemos bordeado la península Brodeur en medio de hielos esparcidos.
 
Dos horas más tarde, estábamos recibiendo un mensaje radio desde el guarda-costas canadiense “Louis Saint –Laurent, invitándonos a seguirlo. Este pez-piloto nos ha ayudado a pasar esta barrera de 60 millas en un medio día, mientras temíamos tardar más de un día y una mala noche zigzagueando entre los floes, esos témpanos de hielo joven y antiguo.

De pie en cubierta a las 5:30 am, junto a Baptiste Regnier, el marinero de turno, estoy gozando una de esas albas que le recuerda a uno cuanto la naturaleza y la vida son a veces hermosas en este planeta. Minuto a minuto, el primer cielo azul se torna rosado, y anaranjado, y luego oro, unos matices que sólo la paleta de un maestro podría restituir. Tara no está todavía dentro del pack de hielo propiamente dicho, sino en medio de "pancakes" de hielo, unas pequeñas placas redondas de unos metros de diámetro. Gradualmente, este hielo se tiñe de los mismos colores.

Daniel Cron, el mecánico en jefe, con un buen humor legendario y contagioso, Céline Dimier-Hugueney, bióloga y Lars Stemmann, se nos unen para maravillarse como niños ante tanta belleza. Lars, conmovido, confía que él no ha visto algo así desde hace dieciocho años, cuando el participaba en una misión en ….a bordo de “Antartica”, hoy en día llamado Tara.

Estamos flotando entre magia y asombro. De repente, el guarda-costas canadiense “Louis Saint-Laurent nos contacta  por radio. Un corto intercambio formal en inglés nos informa que se le ha instruido escoltarnos. Loïc Vallette asiente y coloca Tara a distancia detrás del rompe-hielos de casco rojo que enarbola una flor de arce pintada en su chimenea blanca.

A una distancia de seguridad de ochocientos metros, seguimos nuestro abre-camino por cincuenta millas, dejando a estribor la península Brodeur y sus montañas nevadas. Milla tras milla en este canal  de aguas libres creado por el guarda-costa, tomamos consciencia de que estamos cruzando el Paso del Noroeste con facilidad gracias a este protector. Sin él, habríamos gastado una gran cantidad de energía, de fatiga, y tal vez de algo más, para sortear nuestro camino en la fina línea blanca de hielo que bloqueaba nuestro horizonte.

Nuestro guía se despide, de vuelta a su misión de seguridad del tráfico marítimo en la zona. Nosotros también regresamos a nuestra misión: el equipo científico se reúne para preparar una estación larga en el Lancaster Sound, durante los dos días venideros.

Tara traza su ruta ahora con yankee y un motor, no hay más barrera de hielo de tamaño significativo delante de su proa. Hemos cruzado los pasos del Noreste y del Noroeste en los plazos asignados para esta expedición alrededor del Océano Ártico, descartando lo de invernar o de tener que dar la vuelta.

Vincent Hilaire

27/09/2013

Punto crítico


Entrada del estrecho de Bellot. ©B.Régnier/Tara Expéditions
Este viernes a las 6:00 am, hora local, hemos entrado en el Estrecho de Bellot. Las condiciones climáticas son muy favorables. Este brazo de mar, de unos 35 km, une el estrecho de Franklin al Canal del Prince-Régent. El está actualmente libre de hielo, sin trabas. Pero eso no será el caso de nuestra navegación de mañana sábado.
 
En poco más de cuatro horas, lo hemos cruzado sin dificultad alguna, saludados por dos osos solitarios y precavidos. Estuvimos esperando este momento desde hace casi una semana, así que a las cinco de la mañana, la tripulación completa está de pie, atenta.

Los cantiles de la entrada del Estrecho están cubiertos de nieve. Lars Stemmann, pronto a maravillarse, comenta: " Es el mismo lugar donde pasó Amundsen en 1903, estamos a la punta septentrional del continente americano". Desde las primeras millas, nos penetra la magia del lugar, alumbrado por un sol tímido pero con esta peculiar luminosidad exclusiva de los polos. Loïc Vallette también saborea el momento, sin descuidar la corriente, aunque descrita como favorable a esta hora por las instrucciones náuticas.

El viento apenas irisa el agua. Para celebrar este momento de gracia y pureza, los marineros izan las velas. Con sus alas blancas desplegadas, el ave Tara se da poses de velero de tradición y se inclina levemente, con la ayuda de los motores, creando algo de viento aparente.

Desde el anexo, admiramos el excepcional cuadro. Francis Latreille, fotógrafo, y Martin Hertau, segundo capitán, capturan la escena. "Uno no cruza el Estrecho de Bellot cada dia”: pescador de belleza, le conmueve particularmente el hecho de estar aquí, en estas condiciones. ¡Vaya suerte!

Al salir de Bellot, después de una rápida merienda, Lars, los científicos y Loic convienen en lanzar una estación corta antes de adentrarnos mas allá en el canal del Prince-Régent, poblado de hielo más al norte. Se sumergen la roseta a cien metros y dos redes.

En la actualidad, hacemos una ruta al noreste en el canal del Prince Régent, hasta llegar al costado oeste de la península Brodeur. Según los últimos mapas de hielo recibidos, habría un corredor de aguas libres a lo largo de la península, para luego alcanzar el Lancaster Sound. Las condiciones meteorológicas se mantienen estables, el paso se ve factible. Pero Tara no es un rompehielos. Queda la incógnita de lograr cruzar más adelante un hielo que parece cubrir unos 9/10o de la superficie del agua.
Este es el segundo momento de la verdad para la expedición. Loïc ha vuelto a lanzar los motores, con un optimismo realista, la suerte está echada...

Vincent Hilaire

26/09/2013

Cruzando Nunavut


Loic Vallette, Passage du Nord Ouest.©V.Hilaire/Tara Expéditions
A ocho nudos, seguimos en nuestra carrera hacia el Estrecho de Bellot. Desde el miércoles, la situación del hielo es estable. Eso nos anima a seguir con la opción de llegar lo antes posible a este punto estratégico del Paso del Noroeste, para luego bordear la península Brodeur por su flanco occidental.
 
Se siguen los días y las noches con motor, sin parada para muestrear el plancton. Los científicos han optado por realizar mini estaciones en el laboratorio seco donde llega agua de mar bombeada bajo el casco. Ello viene a complementar los datos oceanográficos, biológicos, físico-químicos y las imágenes que se registran en continuo.

Loïc Vallette nos ha dado relativas buenas noticias de lo que la meteorología nos depara para los días venideros. Apañada en días pasados, la esperanza está renaciendo.  
Las temperaturas se mantienen lo suficientemente leve por ahora, frenando la formación de hielo  adicional.  Por otra parte, se puede prever que no tendremos ráfagas de viento, sino una calma relativa, merced al anticiclón que se ha instalado en la zona. Esto significa que el angosto corredor a lo largo de la península Brodeur podría ofrecernos una navegación sin oleaje en medio del hielo, lo que nos facilitará la vigilancia.

Son las hipótesis del momento. Pero en el Ártico, los cambios pueden ser repentinos y violentos. Así que cultivamos prudencia y paciencia, virtudes al menú de cualquier viaje en estas regiones remotas y salvajes.

Anoche, nos hemos cruzado con otro barco navegando en la dirección opuesta, hacia "Tuk". Una ocasión de intercambio cordial, teñido de acento canadiense, con el marinero de turno de este carguero que reparte suministros a varias aldeas canadienses esparcidas en el Paso del Noroeste. Después de unas cuantas informaciones relativas a la condiciones del hielo, él se ha despedido con un típico  “cuídense ustedes”.

Saliendo de los Territorios del Noroeste, estamos entrando en otra región canadiense: el Nunavut. Nunavut significa "nuestra tierra" en Inuktitut, el idioma Inuit hablado aquí, además del Francés, del Inglés y del "Franglish". La población de esta región cuya capital es Iqaluit, era de 31556 habitantes en 2009; O sea 0,02 habitantes por kilómetro cuadrado. Atravesamos entonces un gran desierto.  Los paisajes de tundra que divisamos de vez en cuando, nos confirman que no hay mucha gente alrededor.

Vincent Hilaire

24/09/2013

El expreso para Bellot


Hacia el Estrecho de Bellot.©V.Hilaire/Tara Expéditions
A ocho nudos de velocidad con motores, estamos dejando el Golfo de Amundsen, rumbo al  Estrecho de Bellot, punto clave del Paso del Noroeste. No descuidamos por ello las tareas científicas. El casco de Tara está lleno de sensores que continuamente registran una variedad de datos físico-químicos, climáticos, oceanográficos y biológicos.

Con esta velocidad y de no toparnos con cubos de hielo, deberíamos llegar al Estrecho antes de la noche del viernes. Desde nuestra salida de "Tuk", entramos en una carrera contra el tiempo: llegar antes de que se cierre este paso marítimo natural. Es nuestra única oportunidad para llegar al Lancaster Sound, el Mar de Baffin, y por lo tanto, Groenlandia.

Aprovechando el hecho de no detenerse para estaciones de muestreo, cada quien da mantenimiento a sus herramientas, repara y se prepara. Las ventanas de oportunidad  para muestrear serán pocas si queremos cumplir con el objetivo de recolectar muestras de esta parte oeste del Océano Ártico, para integrarlas al inventario mundial de las especies planctónicas emprendido con Tara Oceans.

Los últimos mapas de hielo confirman la gran cantidad de floes, unas placas de hielo flotante más numerosas este año que el año pasado. Es un hielo joven de unos quince centímetros de espesor, que parece cubrir hasta  9/10 de la superficie del agua en ciertas aéreas. Otro factor agravante, es la temperatura ya negativa en la zona del Estrecho de Bellot: el agua de mar congelándose a partir de menos 1,8 °C,  el hielo se mantiene y se hace más espeso.

Resulta difícil predecir lo que pasara dentro de cinco días: los quince a bordo creemos en nuestra suerte, pero es la naturaleza la que decide. Este suspenso se vive con serenidad, todos siendo conscientes de nuestras limitaciones para cambiar el curso de los eventos. Nadie puede actualmente decir cuál será nuestra próxima escala: ¿Arctic Bay, Tuktoyaktuk de nuevo, u otra? El Paso del Noroeste hace su ley y decidirá de nuestra ruta.

Esta noche, hemos salido del Golfo de Amundsen cuyas costas no hemos podido divisar en absoluto. Después de un generoso sol el día de nuestro zarpe, estamos navegando a menudo en una espesa niebla a veces salpicada de nieve. Por el momento, el mar es todavía fácil mientras estamos a la puerta del Golfo de la Coronación. Esta noche, tal vez tengamos la suerte de poder admirar algo del Paso del Noroeste, cuando pasemos a cuatro millas de su costa sur.

Vincent Hilaire