27/11/2014

En obras


Ya estamos en obras. Lunes por la tarde, hemos sacado de la bóveda de proa todo el material científico utilizado en Tara Mediterráneo, incluyendo la nevera y el congelador. Muestras y  dispositivos científicos se devuelven poco a poco a los laboratorios donde empieza el análisis de más de 2300 muestras.
El cabestrante oceanográfico que sirve para arrastrar la red bongo y sumergir la CTD  a 200m ha sido retirado de la bóveda de popa por una grúa. Hemos terminado la limpieza de bóveda de proa en   la tarde del martes.
Miércoles, hemos desarmado la gran mesa  del comedor-sala y su piso para poder acceder a Thérèse, el motor de estribor. Este jueves sala principal y cuarto de maquinas parecen ser un solo volumen. Usando varios tornos, hemos levantado el motor de unos 60cm  para desarmar las culatas. Comenzamos a ordenar el espacio de almacenamiento de piezas y equipos. La próxima semana, seguiremos con la revisión del motor y se instalará un nuevo cargador. Hasta pronto.

La tripulación de las obras: Nicolas, Nils, François y Louis

24/11/2014

Keroman, 3 meses


Entrada Lorient©P.LePochat, Lorient-Agglomeration   
Después de un  aclamado regreso a Lorient, nuestra « ballena » entra en el astillero de Keroman para 3 meses de rejuvenecimiento. Nicolas de la Brosse, François Noël, Samuel Audrain y Mathieu Oriot serán los afortunados de esta etapa en tierra

22/11/2014

Lorient, Francia


Lllegada Lorient©P.LePochat, Lorient-Agglomeration
Tara Mediterráneo regresó a Lorient, Francia, este sábado 22 de noviembre. 
Después de 7 meses de navegación y de estudio de la contaminación por los micro-plásticos, la goleta volvió a su base.

Aquí  el programa de la celebración

20/11/2014

Dos nombres para una expedición


Martin y Samuel, ¿cómo definir nuestros dos capitanes quienes se turnaron durante Tara Mediterráneo?

Con ayuda de un libro sobre nombres, encontrado por Michel Franco en esta biblioteca que él incrimina por supuestamente ser parte de las 40 toneladas de sobrepeso de la goleta, llueven las ideas en el comedor.

Determinado, dispuesto a ayudar, profesional, secreto, generoso en chistes, erudito; Son las palabras que circulan para retratar Martin Hertau, 37 años. Además, le gusta leer Le Canard Enchaîné, el Pato Encadenado, en su litera y puntúa a menudo sus frases con "voilà".

Y Samuel Audrain? Carisma y serenidad. Oriundo de Nantes, 36 años, él cultiva su sentido de la lógica y su afán del trabajo bien hecho. Siempre sonriente, Samuel se esmera en usar siempre la palabra correcta. Reservado al principio, él tiene sentido de la comunicación. Sus amigos dicen que él no conoce el miedo en acción. Pero cuando dice "tener miedo", es después del acontecer, y esto significa que el grado de peligrosidad de la situación era realmente alto.
Uno habla de un tono tranquilo y calmado, el otro tira las palabras en ráfagas. Ambos muy diestros en la maniobra del barco, miran la gente a los ojos cuando les hablan. Se relevaron y turnaron  en los puestos de ingeniero jefe y de capitán durante los siete meses de Tara Mediterráneo.

Es esta versatilidad, esta polivalencia, que anima Samuel: "A diferencia de un barco grande, a bordo de Tara uno puede tocar todo. Yo estuve aquí en todos los puestos, no me gusta limitarme a una sola función. Cuando soy capitán y que hay un problema en la sala de  máquinas, me gusta dar una mano al Ingeniero Jefe". Martín, por su parte, esta seducido por "la dimensión efectiva y el programa de Tara".
Al evocar sus carreras, ambos hablan del mundo de la vela.

Después de un año en Facultad de Filosofía de la universidad, Martin pasa de barco en barco como tripulante para navegaciones transatlánticas hacia Brasil y las Antillas. Se instala luego en Montreal donde desempeña múltiples oficios. El regresa a Francia para darle forma a su pasión. En St Malo, su ciudad nativa, Martin prepara un barco de carreras para La Route du Rhum, la Ruta del Ron. Él trabaja luego en entrega de veleros y chárter. Hasta cruzar el camino de Tara en 2011, en Puerto Williams, Patagonia. Allí él se topa con Hervé Bourmaud, capitán de Tara. Martin posee una real experiencia del Extremo Norte y Tara está a punto de subir al Ártico. El curriculum de Martin interesa Hervé. Dos meses más tarde, Martin recibe un correo electrónico conciso en el que Hervé le ofrece embarcar como Segundo oficial Su experiencia a bordo comienza en 2011 con Tara Oceans, entre Polinesia y San Diego. Martin asume luego el cargo de capitán por primera vez durante Tara Oceans Polar Circle, en 2013.

Samuel se da cuenta tardíamente que la vela puede inscribirse en una carrera profesional. El estudia en la UCPA y los Glénans, donde quiere transmitir lo que ha aprendido. El azar y la audacia lo llevan a acompañar el explorador Jean-Louis Etienne en la isla de Clipperton. En el transcurso de la navegación, se habla mucho de la goleta Antartica- Seamaster. Jean-Louis Etienne pone Samuel en relación con el nuevo propietario del barco, Etienne Bourgois. Su primera misión inicia en 2005 en Georgia del Sur, para seguir en los 11 meses de la deriva ártica.

La expedición Tara Mediterráneo está por terminar. En su cargo de capitán, Martin y Samuel fueron los responsables de la seguridad de la tripulación, del buen desarrollo de la misión científica y de las escalas. Por turnos, se han metido en las entrañas de Tara para garantizar su buen funcionamiento, sin lo cual nada hubiera sido posible. Dos capitanes, dos formas de manejar  la expedición. Una energías complementarias a bordo, acorde su experiencia y personalidad.

Noëlie Pansiot

17/11/2014

Bernard Buigues, del Antarctica a los mamuts


Bernard Buigues,© Noëlie Pansiot/Tara Expeditions
Amarinarse parece ser un proceso con altibajos: no permanente, él va y viene al ritmo de las olas y de la resistencia  los estómagos. Ayer, unas olas de 3 metros han mecido la goleta.
Para esta última etapa de Portugal a Lorient, Michel Franco, ingeniero al origen de Tara, se encuentra a bordo: “un barco que balancea bien camina bien”. Con su buen balanceo, Tara ha tumbado la mitad de la tripulación y su genitor con ella. Al embarcar en Portimao, Michel Franco ha vuelto a toparse con su amigo Bernard Buigues, igualmente invitado a navegar hasta Lorient. Bajo la dirección de Jean-Louis Etienne, ambos han acompañado el nacimiento de la goleta entonces llamada Antartica. Respectivamente “cazador” de mamuts en Siberia y cazador de meteoritos en el Sahara, los dos "viejos" tienen muchas historias que contar a la tripulación. Pero en las últimas 24 horas, la mayoría ha huido del comedor para refugiarse en sus literas. Mientras Franco buscaba también el sueño para capear el mareo, Bernard, quien al igual que nuestro jefe de maquinas François Noël, demuestra ser insensible al movimiento del barco, se quedaba en la sala sin audiencia.

Bernard Buigues vio nacer la goleta hace 25 años, siendo miembro de la expedición Transantarctica dirigida por Jean-Louis Etienne. Bernard era el "sacrificado",  administrando y resolviendo los problemas cotidianos desde París. Más tarde, él organiza sus propias expediciones al Polo antes de convertirse en “cazador” de mamuts en Siberia. En 2006, Con Etienne Bourgois, él participa en el inicio de la deriva ártica de Tara.
El descubridor de Jarkov, el mamut de 47 años que murió hace 20,380 años, nos habla de sus exploraciones.

¿Cómo comienza su búsqueda de los mamuts?
En Transantarctica, trabajábamos con los rusos del Instituto Ártico y Antártico. Era justo después de la Perestroika, el país estaba cerrado, pero en los hechos todo estaba abierto porque había mucho desorden. Durante unos diez años, he desarrollado estaciones a la deriva en el Polo Norte, con los equipos del pueblo de Khatanga en Siberia, gente que trabajaba para el ejército hasta el 1985. Un día, el director administrativo de Khatanga me dice: "Solo te interesa el Ártico, pero tenemos también cosas interesantes, tenemos mamuts".
En este período, algo escéptico, porque no tengo contacto con los museos y no mido de qué se trata, no me apasiona el tema; Hasta tocar un pedazo de mamut. A mi regreso en Francia, entrego algunas muestras a los científicos. No me pueden decir si es de mamut o no, pero parece interesante porque las muestras contienen células bien conservadas. Me piden más. Es así que busco información sobre las investigaciones relativas a los mamuts. Me doy cuenta de una paradoja: es un animal famoso pero poco conocido. En los años 90, circulan muchas tonterías acerca de las causas de su desaparición súbita, como si un meteorito hubiera caído y exterminado la especie.
Al organizar la expedición para extraer el mamut Jarkov, entre el 97 y el 99, me percato de que los paleontólogos trabajan sobre pocos especímenes de animales. Me propongo entonces recuperar y proteger un máximum de fósiles de mamut. Al focalizarme en los mamuts, me documento sobre la evolución de las especies, el cambio climático, la historia del último período del Pleistoceno que duró 50,000 años. Esta búsqueda me lleva a conocer gente. Es gracias a las relaciones de amistad establecidas con la población local que encontramos fósiles. Son los pobladores locales quienes, al salir de cacería, al mover sus rebaños de renos, de vez en cuando encuentran un pedazo de hueso o de defensa en la nieve.

¿La aventura también es humana?
Sí. De repente las cosas toman sentido para mí, se hace interesante porque hay aventura, ciencia y relaciones humanas. Descubro varios pueblos del Ártico: los Nenets, con quienes tejo buenas relaciones, los Dolgan, los Yukagir, los Thoutches. Estas expediciones me llevan a hacer ciencia en un sentido amplio: la paleontología desborda sobre ciencias más duras, los isótopos, la genética, la etnografía. La clave de cierto éxito que hemos tenido esta en las relaciones con personas que confían en mí y me informan en el momento adecuado.

Los etnógrafos han sentido esta emoción al relacionarse con pueblos o civilizaciones muy alejadas de la nuestra; yo estaba fascinado. Aún más cuando vi la misma curiosidad en los ojos de la gente, una  misma curiosidad hacia mí. Es la clave del intercambio. Yo no era un mero observador, estas personas me hicieron las mismas preguntas que yo les hacía.

¿Cuál es el tamaño de la manada de mamuts que usted conserva en el permafrost en Rusia?
Nuestro equipo ha encontrado 13 mamuts en 15 años. La realidad ha superado mi imaginación. Ahora nos gustaría encontrar el cazador aplastado por el mamut! Hace 3 años, hemos descubierto un joven mamut de 4 años, despellejado y destripado por los hombres hace 32,900 años. Encontramos sus restos con un gran corte en la espalda, hecho con una piedra tallada. No sabíamos que vivían hombres en esa región en esos tiempos. Sabemos poco sobre este período. Poco a poco acopiamos información de manera indirecta. Con los protocolos contemporáneos de investigación,  ya no necesitamos tanto el fósil como evidencia de la presencia de una especie en particular. Cuando extraemos muestras de tierra, secuenciando el ADN presente y comparándolo con una base de referencia, casi al instante sabemos quién estaba allí.

La clonación del mamut, ¿ficción o realidad?
Algunos científicos japoneses y sobre todo coreanos consideran seriamente la clonación. Técnicamente, unas cosas están resueltas. Sabemos, por ejemplo, reemplazar los eslabones que faltan en el ADN, por un proceso de copiar y pegar. Los genetistas pueden así recuperar todo el código genético del mamut y poner esta información en un ovulo fecundado de un animal vivo como el elefante. Todo depende de los objetivos de esta clonación. Si se trata de llevar a cabo un experimento, ¿por qué no? Pero si el proyecto es de reintroducir la especie en detrimento de la atención que deberíamos prestar a los elefantes, yo digo no.

Entrevista realizada por Noëlie Pansiot