14/06/2016

Progresión en el Atlántico



Tara Pacific, Navegacion Atlantico©Maeva Bardy-Tara Expeditions
Viernes 3 de junio: 33°35′ N – 37°31′, un punto en medio del océano Atlántico. Nuestro desplazamiento sobre el fondo, la ruta que indica la progresión real sobre el mapa en relación al fondo marino, apunta al  195° (Sur-Suroeste); Avanzamos a 6 nudos con mesana, trinquete y mayor. Pero con solo 16 nudos de viento las velas no alcanzan solas a mover las 140 toneladas de Tara. Necesitamos la ayuda de uno de los motores si queremos llegar a tiempo a Miami donde nos esperan el 28 de junio. Nos quedan todavía 2,270 millas de una ruta que se afina cada día más, para encontrar el mejor equilibrio  entre los diferentes imperativos de la expedición. Nuestro mayor limitante es el combustible; No el agua o la alimentación: el desalinizador surte hasta 270 litros por hora y cargamos 2 toneladas de alimentos.

Salimos de Lorient con tanques medio llenos, con 20,000 litros de diesel, lo suficiente para navegar 25 días con los dos motores en régimen de crucero. Esto corresponde en teoría a un consumo máximo de 800 litros por día sin ayuda del viento. “Eso puede parecer enorme, pero es muy poco en comparación con los barcos oceanográficos clásicos. La ventaja de Tara, es su bajo costo de explotación y un reducido impacto medioambiental”, subraya Samuel Audrain, el capitán. Este estimado toma en cuenta la producción de electricidad que debe cargar las baterías usadas por los instrumentos de navegación y el material científico: refrigeradores y congelador para conservar las muestras, instrumentos de medición que funcionan 24h/24h. Por ejemplo, el muestreo de partículas atmosféricas implica una bomba que consume 25 amperes/h sobre los 240 amperes/h suministrados por las baterías. Una autonomía limitada a cerca de 2 horas cuando el barco navega con velas, una autonomía que será aumentada con la implementación de más fuentes de energías renovables.

Idealmente, los alisios podrían empujarnos hasta las costas americanas, pero eso implicaría bajar más al Sur y alargar nuestra rua con el riesgo de no dar con vientos suficientemente potentes. En esta estación, los vientos no son muy favorables. Debemos entonces encontrar un balance que nos permita respetar el calendario de una expedición de 2 años y medio. La elección del rumbo se establece en función de los pronósticos del tiempo, recibidos diariamente por satélite. Esos datos informan sobre la evolución de los sistemas anticiclónicos y las depresiones, y por consiguiente sobre la fuerza y la orientación del viento. Una herramienta indispensable al capitán para optimizar el uso del viento en relación a la distancia. Esperemos que Eolo sople un poco más fuerte.

Maeva Bardy, corresponsal a bordo.