18/10/2016

De corales a Corallinales



Al margen del protocolo de muestreo de corales, repetido alrededor de unas cuarenta islas, la expedición Tara Pacífic es también una oportunidad de adentrarse puntualmente en temas afines. La goleta recorre actualmente las Tuamotu y aprovecha esta biodiversidad peculiar para estudiar unos  organismos vitales para la vida de los arrecifes: las algas coralinas (Corallinales).

Después de una densa escala en Tahití, los científicos prosiguen con las recolectas y las sumersiones, ordenando luego las muestras en las mesas de trabajo ubicadas en popa. Mirándolas  más de cerca, ciertas muestras no parecen realmente de coral, sino de pequeñas rocas envueltas en una película caliza rosada.

Estas son las algas coralinas, una vegetación de importancia vital en la construcción del arrecife. "Estas algas forman un esqueleto calcáreo que actúa como un cemento, permitiendo soldar todos los elementos del arrecife entre ellos", explica Laetitia Hédouin (CNRS / CRIOBE), quien co-dirige la misión en Tuamotu, junto a Maggy Nugues (EPHE / CRIOBE). "Sin embargo, la importancia de las algas coralinas va más allá: algunas especies atraen las larvas de coral, favoreciendo su reclutamiento”.

El coral no se limita a una colonia de pólipos inmóviles en su ganga de piedra; En las primeras etapas de su vida, el coral es una simple larva flotando a la deriva en las corrientes. Cuando encuentra un sustrato, esta larva se “establece”.  Se llama entonces "recluta". Luego se divide, para formar un coral juvenil, el inicio de la futura gran colonia. Según estudios recientes, las larvas de coral no se establecerían en cualquier parte del sustrato, sino que irían eligiendo ciertas algas coralinas.

"Uno de los objetivos será estudiar estas asociaciones específicas entre las algas coralinas y el coral: esta es la primera vez que un estudio de este tipo se lleva a cabo ‘in situ’ en la Polinesia", precisa Maggy Nugues. "La idea es de estudiar el microbioma de las coralinas, el conjunto de los microorganismos asociados, y así entender por cuales mecanismos esas algas inducen la fijación, el establecimiento, de las larvas de coral".  Entender estos mecanismos permitiría un inmenso avance en materia de restauración de los arrecifes coralinos.

Para explorar estas áreas de investigación aún desconocidas, el equipo científico a bordo de Tara organiza tres sumersiones en cada isla de las Tuamotu, repitiendo el mismo protocolo. Dos buzos evalúan la abundancia y la diversidad de las algas coralinas, identificando las especies presentes en un segmento de 10 metros de longitud. Otros dos investigadores se encargan de recolectar todos los corales juveniles en un área predefinida de 50 cm por 50 cm.

"Recolectamos todas las colonias menores de 2 cm", indica Laetitia Hédouin. "Para los reclutas que miden solo unos milímetros, utilizamos una lámpara fluorescente que nos permite identificarles con mayor facilidad." De regreso en cubierta, cada muestra es pacientemente estudiada para determinar tanto el tipo de coral como la especie de alga coralina, y si el primero se ha fijado sobre la segunda, o cerca. Algunas muestras serán enviadas a tierra para su análisis, especialmente genético, identificando  las sustancias químicas y biológicas que secretan. Lo que, tal vez, permita descifrar los vínculos secretos entre corales y algas coralinas.

Yann Chavance