28/04/2017

¿Por qué el 2017 es crucial para salvaguardar los océanos?



Una negociación en curso en la ONU sobre la gestión de los océanos ha pasado algo desapercibida. Los siete signatarios de la presente tribuna alumbran la importancia de un acontecer internacional crucial para el porvenir de numerosos ecosistemas marinos amenazados.

Hasta para los ecologistas más familiarizados con la jerga “onusiana”, el mismo título de la negociación en curso en la ONU sobre el Alta Mar resulta engorroso: “Conferencia preparatoria para el desarrollo de un instrumento internacional legalmente vinculante para la conservación y la gestión sostenible de la biodiversidad marina más allá de las zonas de jurisdicción nacional”.
Entre la efervescencia que rodeó la COP21 y el silencio que envuelve este presente proceso, es chocante el contraste.

¿Cuántos europeos saben que el Alta Mar –el conjunto del espacio marítimo más allá de las 200 millas de las costas, o sea, la mitad de la superficie del planeta– no cuenta con instrumento alguno de gestión internacional para proteger su biodiversidad?
¿Y cuántos saben que una conferencia internacional mayúscula está en proceso para remediar a esta laguna?

No obstante su aspecto técnico y jurídico, esta negociación internacional constituye, sin duda, la cita para el Océano más importante desde la puesta en vigencia de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, en noviembre de 1994.

Se trata ahora de definir las reglas que permitirán conservar y gestionar de forma sostenible la biodiversidad marina en el Alta Mar. Este ecosistema, todavía desconocido en gran parte, conforma el zócalo de la vida planetaria y de sus orígenes.

En el transcurso de los últimos años, se han multiplicado los estudios e informes para lanzar un grito de alarma.
Hoy en día, hay urgencia para el Océano. El Océano sufre, más allá de lo previsto, de los impactos del cambio climático (calentamiento, acidificación, desoxigenación) y de las contaminaciones de origen humano. El “Azul Profundo” produce el oxígeno que respiramos, él absorbe cerca del 90% del calor, 25% del carbono presente en la atmosfera, y desempeña un papel mayor en la alimentación de la población mundial. Todos estos servicios del Océano y de sus ecosistemas no son eternos, mucho menos si seguimos contaminándole, pescando demasiado y tirando tanto CO2 a la atmósfera.

En el corazón de las negociaciones están la definición y la gestión de las áreas marinas protegidas (AMP). Estas son reconocidas por la Comunidad Internacional como una herramienta esencial de la conservación de la biodiversidad. Las AMP contribuyen a frenar los impactos del cambio climático en el Océano, ofreciendo a la biodiversidad la capacidad de una mejor resistencia al estrés suplementario que implica el cambio. La creación de una red de AMP en el Alta Mar será decisiva para preservar y mantener los ecosistemas.

Esta conferencia enfrenta el desafío de clarificar, definir y negociar los aspectos científicos, técnicos, jurídicos y políticos.
Ante los negociadores se erigen los retos científicos: se trata de definir los mecanismos de regulación y de financiamiento de la investigación en el Alta Mar. Para la comunidad científica, esta negociación llega de forma oportuna. Ella coincide con grandes transformaciones:
-Los asombrosos adelantos en la secuenciación del ADN y el tratamiento del “big data”, que abren perspectivas prometedoras en materia de análisis de los genomas aplicados a la biodiversidad marina.
-El desarrollo de nuevas tecnologías para el monitoreo de los buques, apoyándose en la precisión de imágenes satelitales que permiten contrarrestar la pesca ilegal.
-El desarrollo de la robótica, con drones y sistemas subacuáticos cada vez más eficientes, que nos ayudan a explorar, comprender y preservar hasta los ecosistemas más profundos.

En términos de investigación, surge una paradoja. Una regulación internacional demasiado burocrática de la investigación marina amenazaría el desarrollo de la ciencia fundamental en el Alta Mar, mientras necesitamos más que nunca de la investigación y del conocimiento para descifrar los cambios en proceso.
Para la Humanidad, la inversión y la cooperación internacional en la investigación científica en el Alta Mar resultan más determinantes que nunca.

Durante los cuatro meses de negociación que se inician se vislumbra una tercera vía, entre, por un lado, quienes apuntan al nacionalismo y la limitación para enfrentar la amenaza de explotación comercial intensiva de los recursos, y, por otro lado, quienes abogan por la libertad de la investigación científica, pero que son renuentes a las transferencias de tecnologías, a los sistemas de información de libre acceso, y al reforzamiento de las capacidades de los países en desarrollo.

El papel de Europa, al frente del más vasto dominio marítimo mundial, es central para que prevalezca esta vía media, apuntalada por una visión de solidaridad, de compartir, de cooperación y excelencia científica, en oposición a las derivas ultra liberales de un lado, y de otro, a tendencias nacionalistas y soberanistas.

Para Francia en particular, es una oportunidad de desempeñar un papel relevante para la gobernanza del Océano, mientras los negociadores temen que el cambio de posición del gobierno de EE.UU induzca posiciones refractarias a todo acuerdo internacional.

También es una oportunidad para Europa de promover unas iniciativas más ambiciosas en acuerdo   con la comunidad científica, así como progresar en la construcción de una base de datos, común y asequible a todos, sobre la vida de los océanos. Ello, conjugando las nuevas tecnologías de genómica, imagen y bioinformática.

Por fin está llegando la oportunidad de potenciar los programas internacionales de cooperación científica, abarcando las transferencias de tecnologías, la formación, el intercambio de post-doctor antes y de unidades internacionales de investigación.

En el transcurso de esta negociación, nos toca desarrollar un voluntarismo obstinado en la cooperación, algo que ya no vendrá de Norteamérica ni de los países emergentes.
Otro tema dista de ser consensual: ¿Qué institución internacional será creada o mandatada por el Secretario General de las Naciones Unidas para dirigir esta gobernanza?
Un impasse sobre uno solo de esos puntos podría desechar la negociación iniciada hace más de 10 años, un proceso que ya resistió un numeral de tormentas y vientos contrarios, en 2012 y 2015.
2017 es decisivo para el Océano en la ONU. Prevista en junio 2017, en New York, la Oceans Conference, reunirá el más alto nivel en torno a la aplicación de los objetivos del desarrollo duradero (SDG14). 

Tras el éxito de la COP21 y del Acuerdo de Paris, en un contexto de crecimiento de los nacionalismos, resulta vital que Europa y Francia se posicionen como líderes del buen desarrollo y término de este acuerdo que permitirá el lanzamiento de una conferencia intergubernamental para la gestión del Alta Mar en 2018.

André Abreu, Director de políticas internationales, Fondation Tara Expéditions
Françoise Gaill, Directora emérita de investigación, CNRS BOREA
Eric Karsenti, Director emérito de investigación ENS-CNRS/EMBL
Chris Bowler, Director de investigación, CNRS, Ecole Normale Supérieure Paris
Daniele Ludicone, investigador científico, Stazione Zoológica Anton Dohrn di Napoli
Gaby Gorsky, Director emérito de investigación CNRS/UPMC
Romain Troublé, Director, Fondation Tara Expéditions


24/04/2017

Sayonara Nippon! ¡Adiós Japón!


Después de haber bordeado las costas de Japón durante dos meses, la goleta deja Chatan al sonido de las guitarras y los aplausos. Un primer mes dedicado a la educación y sensibilización, y otro dedicado a la ciencia. Sesenta días  para recibir unos  4,500 visitantes, y 30 días durante los cuales 16 personas han compartido trabajos científicos y vida a bordo.

Nuestra última mañana en la isla de Okinawa es típica de las escalas de Tara: densa y rítmica. A las 7:30 un primer grupo de tripulantes tiene cita con el servicio de migración para tramitar la salida del territorio. Un sello que oficializa el fin de una experiencia difícil de resumir. Mientras tanto, otros cierran sus maletas después de haber hurgado las entrañas de “la ballena” buscando algún objeto tragado por el animal: un cepillo de dientes olvidado, una camiseta secando en la bóveda de popa.

A las 9:00, Yuko Kitano, investigadora de la universidad de Miyazaki guía una última visita del barco con unos muy jóvenes escolares. Yuko se ha convertido en la mascota de Tara al filo de las últimas semanas. 30 años, delgada, grandes ojos expresivos, ella ha desplegado una energía desmedida a lo largo de esta misión. Apenas terminando de bucear, ya escribía en su cuaderno algunas palabras en francés, que memorizaba y repetía luego perfectamente.  Y el famoso “C’est bon!”, que clausura  cada cena preparada por nuestra hada cocinera, Marion Lauters.

A las 11:00 Sarah Romac, ingeniera, Natacha Roux, doctorante,  y Maggy Nugues, ecóloga,  inician la ronda de despedidas y de abrazos. Cumpliendo con su 4ta. misión a bordo de Tara Pacific, Sarah se felicita por este leg que le ha permitido aprender aún más sobre temas que ella no suele estudiar en la Estación Biológica de Roscoff. Para Maggy Nugues, del CRIOBE, este segundo embarque “ha sido sumamente rico del punto de vista científico. Tomé conciencia de todo lo que hemos hecho en algunas semanas a penas, al ver las fotografías subacuáticas del artista en residencia a bordo, Nicolas Floc’h. Durante 3 semanas y media, hemos vivido lejos de las preocupaciones diarias, hemos estado cercanos a la naturaleza, en contacto con los elementos. Esto induce la meditación. Todos nos sentimos tristes de partir”.

A las 14:00 hora oficial de la salida, Sylvain Agostini recibe la bandera de Japón firmada por todos los tripulantes. El coordinador científico de esta misión habrá sido un elemento central en la organización y el éxito de este leg, sin medir sus horas de trabajo. Antes de desembarcar, él suelta  una última frase: “Científicamente interesante y humanamente excepcional”.

Todo el equipo de la Fundación Tara Expéditions, en tierra como en el mar, agradece calurosamente a todos los equipos agnès b., los equipos de las universidades, la NHK, nuestro agente marítimo Yusuke Yoneyama y muchos otros más, por su estupendo trabajo, su apoyo y una acogida que ha permitido que Tara viviera 2 meses excepcionales en Japón al encuentro del público, de los científicos y de los media. Una nueva aventura per se y para cada quien, que repetiremos en mayo 2018.

Noëlie Pansiot

19/04/2017

Acumulación de desechos plásticos en el Océano Ártico


Comunicado de prensa, 19 de abril 2017
Descubrimiento de una importante zona de acumulación de desechos plásticos en el Océano Ártico

Las expediciones de investigación científica Tara Oceans 2009-2013 (Francia) y Malaspina 2010 (España), evidenciaron el transporte a gran escala de desechos de plásticos flotantes desde el -océano Atlántico hasta el Ártico. El estudio, publicado en Science Advances confirma que, en solo algunas décadas de uso de materiales plásticos, la consiguiente contaminación marina ya se ha convertido, hasta en el Ártico, en un grave problema.

Aunque la baja densidad de población de la cuenca ártica produzca pocos desechos locales, este nuevo estudio nos enseña que los mares de Groenlandia y Barents, la parte norte del Atlántico norte, acopian grandes cantidades de desechos plásticos acarreados por las corrientes oceánicas. En esta región del mundo, las potenciales repercusiones ecológicas de la exposición a los desechos plásticos son amplificadas por el carácter único de este ecosistema, todavía apartado y virgen.

El equipo encargado del estudio, dirigido por el profesor Andrés Cózar de la Universidad de Cádiz, España, está compuesto por 12 instituciones de 8 países:  Fondation Tara Expéditions (Francia), Universidad de ciencias y tecnologías del Rey Abdallah (Arabia saudita), CNRS (Francia), Imperial College de Londres (Reino Unido ), Lake Basin Action Network (Japón), Universidad de las Baleares,  Consejo superior de la investigación científica (CSIC, España), Universidad de la Sorbona (Paris, Francia), Universidad de Aarhus (Dinamarca),  Universidad de Utrecht (Países Bajos), Universidad de Harvard (USA),  Fundación vasca para la ciencia IKERBASQUE (España),  Centro tecnológico experto en innovación marina y alimentaria AZTI (España). 

El equipo de investigación de Andrés Cózar había demostrado anteriormente que cada uno de los 5 giros oceánicos actúa como una inmensa zona de convergencia para los desechos plásticos flotantes. En un estudio más reciente, ha demostrado que los mares semicerrados con fuerte densidad de población, tal como el Mediterráneo, pueden también constituir zonas de acumulación importante de desechos plásticos. El océano Ártico, alejado de las zonas de población, no era inicialmente candidato a la acumulación de microplásticos.

En el transcurso de la expedición Tara Oceans, la goleta Tara ha efectuado un muestreo alrededor de la cuenca ártica y ha recolectado microplásticos durante 5 meses, con miras a realizar un mapa mundial de la contaminación plástica flotante. 
“Las concentraciones de plásticos en las aguas árticas eran menores, tal  como lo esperábamos, pero hemos descubierto una zona al norte de los mares de Groenlandia y de Barents que arrojan valores relativamente elevados. Se desarrolla un transporte continuo de desechos flotantes desde el Atlántico norte, y los mares de Groenlandia y Barents constituyen un impasse para esos plásticos, acarreados hacia el Polo por las corrientes marinas y obligados a quedarse en superficie”, comenta Andrés Cózar.

Se estima en varios cientos de toneladas la cantidad de desechos plásticos flotantes atrapados en las aguas de superficie de esta zona. Esta masa está constituida de cerca de 300 billones de elementos, principalmente de fragmentos del tamaño de un grano de arroz. Las cantidades pueden ser más importantes aún. Como el agua de superficie no es el destino final del plástico flotante, el estudio sugiere la hipótesis de que existen otras cantidades importantes en los fondos oceánicos del Ártico.
Si una parte de los plásticos encontrados en el Ártico proviene de fuentes locales, principalmente por el hecho del aumento de la actividad marítima en esta zona, las cargas elevadas de plásticos en el océano Ártico resultan, en su mayoría, del transporte a gran escala de los desechos procedentes de zonas densamente pobladas en el Atlántico norte. Esta transferencia de plástico hacia los polos está vinculada a la circulación meridiana de vuelco en el Atlántico, una “cinta transportadora”  conocida hasta ahora para redistribuir el calor de las latitudes más calientes hacia los polos.

Para determinar el porvenir del plástico en el Atlántico norte, los investigadores han usado los datos procedentes del seguimiento satelital de más de 17,000 boyas a la deriva que flotan en la superficie de los océanos. “Lo que realmente nos inquieta es que podemos seguir este plástico hasta las costas de Groenlandia y el mar de Barents directamente desde las costas del noroeste de Europa, del Reino Unido y de la costa Este de EE.UU. Son nuestros desechos plásticos que van a para ahí”, precisa Erik van Sebille, del Instituto Grantham del Imperial College de Londres.

La humanidad hace uso del plástico desde hace unas décadas solamente, pero la contaminación generada en los medios marinos ya es un problema a escala mundial, una prueba indudable de que el hombre tiene la capacidad de alterar el planeta.

Maria Luiza Pedrotti, del CNRS, explica: “El mar no tiene frontera, una contaminación plástica generada en un lugar puede “manchar” algunas regiones aisladas y causar efectos devastadores sobre un ecosistema virgen, tal como el Ártico. Esta zona forma un callejón sin salida, un impasse, donde las corrientes dejan los desechos a la superficie. Tal vez estemos presenciando la formación de otro basurero de nuestro planeta, sin entender totalmente los riesgos corridos por la fauna y la flora local”.

Y Romain Troublé, director de la Fondation Tara Expéditions, recalca: “Los resultados de este estudio subrayan la importancia de reducir al mínimo y manejar mejor los desechos plásticos desde su origen por los industriales, en los hogares, en las colectividades y a nivel de los Estados; porque cuando estos desechos llegan al océano, su destino y sus impactos se vuelven incontrolables”.


Referencia: The Arctic Ocean as a dead end for floating plastics in the North Atlantic branch of the Thermohaline Circulation. Science Advances 3, e1600582 (2017).
Andrés Cózar1,*, Elisa Martí1, Carlos M. Duarte2,3, Juan García-de-Lomas1, Erik van Sebille4,5, Thomas J. Ballatore6,7, Victor M. Eguíluz8, J. Ignacio González-Gordillo1, Maria L. Pedrotti9, Fidel Echevarría1, Romain Troublè10 and Xabier Irigoien11,12
1Departamento de Biología, Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales, Universidad de Cádiz, Campus de Excelencia Internacional del Mar, E-11510 Puerto Real, Spain.
2King Abdullah University of Science and Technology, Red Sea Research Center, Thuwal 23955-6900, Saudi Arabia.
3Arctic Research Centre, Department of Bioscience, Aarhus University, C.F. Møllers Allé 8, DK-8000 Århus C, Denmark.
4Grantham Institute and Department of Physics, Imperial College London, London, U.K.
5Institute for Marine and Atmospheric Research, Utrecht University, 3584 CC Utrecht, Netherlands.
6Lake Basin Action Network, Moriyama 524-0063, Japan.
7John A. Paulson School of Engineering and Applied Sciences, Harvard University, Cambridge, MA 02138, USA.
8Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (CSIC-UIB), E-07122 Palma de Mallorca, Spain.
9Sorbonne Universités, UPMC Universitè Paris 06, CNRS UMR 7076, Laboratoire d’oceanographie de Villefranche, Villefranche-sur-mer, France.
10Tara Expéditions, 75004 Paris, France.
11AZTI–Marine Research, Herrera Kaia, Portualdea z/g, 20110 Pasaia (Gipuzkoa), Spain.
12IKERBASQUE, Basque Foundation for Science, Bilbao, Spain.
Autor coresponsal: Email: andres.cozar@uca.es

16/04/2017

Kikaijima, entre pasado y presente


Llegar por el mar permite aprehender un lugar de forma diferente y tomarse el tiempo para descubrirlo. Primero su relieve, luego sus colores y finalmente su geología. Desde lejos, la pequeña isla de Kikai nos revela sus diversas caras: cantiles calcáreos, una superficie llana, campos de caña de azúcar y un clima de zona tropical. Durante dos días, desde el anclaje, la tripulación ha tenido la oportunidad de observar a distancia, mientras los científicos procedían al muestreo del arrecife coralino.

En japonés, Kikaijima significa “la isla del placer”. Ubicada entre el este del mar de China y el Pacífico, entre zona templada y tropical, Kikaijima es atípica. Cada año, el altiplano coralino que forma esta pequeña isla se eleva un poco más: debajo de los pies de sus 7600 habitantes, está obrando la tectónica de placas.

Hace 100,000 años, Kikaijima era un arrecife coralino como los demás: una colonia de animales construyendo un oasis de biodiversidad debajo de la superficie. Luego, con el trabajo de las fuerzas telúricas a lo largo de miles de años, el arrecife llegó a la superficie: se erige en la actualidad a 214 m arriba del nivel del mar. Esta isla aislada del archipiélago de Aman llama la atención de los geólogos por su velocidad de elevación: 2mm por año, una de las velocidades más rápidas del mundo, junto a la isla de Barbados en el Caribe, o la península de Huon en Papua Nueva Guinea.

Hoy en día, vivir en Kikaijima dista mucho del frenesí de las grandes ciudades niponas. En estos 53 km2 de calcáreos, las preocupaciones diarias de los isleños rebasan la originalidad geológica de la isla. De Kikai emana un dulce arte de vivir. Un poco de pesca, un poco de agricultura, un solo supermercado, donde está desplegado un cartel anunciando la llegada de Tara. Y dominando el puerto de pesca, desde hace dos años, se erige el Coral Reef Institute, creado por Tsuyoshi Watanabe y Atsuko Yamazaki.

Tsuyoshi Watanabe, catedrático de la Universidad de Hokkaido es especialista en paleoclimatología y geología: “Después de dar la vuelta al mundo, nos hemos dado cuenta de que la gente aquí no sabía nada del coral. Por lo general, los científicos visitan un lugar, recolectan muestras y se las llevan a sus laboratorios. Hemos decidido establecer aquí este instituto para también compartir nuestros conocimientos. Actualmente, los niños de la isla conocen el coral y eso nos enorgullece. Este altiplano coralino ha conocido diferentes períodos climáticos. Estudiándole podemos retroceder en el tiempo para comprender mejor el ecosistema coralino pasado, su paleobiodiversidad. Eso podría darnos valiosas informaciones sobre el futuro de nuestro entorno. Kikaijima se ubica en una frontera entre pasado y presente. Es una isla única”.

Noëlie Pansiot

07/04/2017

Arrecifes artificiales, ciudades sumergidas


Nicolas Floch, oriundo de Bretaña, embarcó en la escala de Tokio. Él es artista plástico y docente en la Escuela Europea Superior de Arte de Bretaña. Durante un mes, en residencia a bordo, el buceará junto a los científicos para estudiar los corales.

“A los 12 años soñaba con ser marinero pescador. A los 14, salía por estaciones con ellos, en La Turballe. A los 17, dejé los estudios para irme en barcos pesqueros por un año. Luego, volví al liceo, a la universidad, y terminé un master en la Glasgow School of Art. Trabajo en escultura, en instalaciones, en fotografía y video, así como en performance.

El mar es uno de los temas horizontales que cruzan el conjunto de mi práctica. Desde 2010, desarrollo un proyecto sobre arrecifes artificiales. Un arrecife artificial es una estructura, una arquitectura de metal o de hormigón, sumergida entre 10 y 80 metros de profundidad, destinada a restaurar hábitats deteriorados o a producir biomasa.

En Japón, existen ciudades enteras sumergidas. Se estima que hay unos 20,000 sitios debajo de la superficie, y hasta decenas de miles de arrecifes por sitios, a veces con  torres que alcanzan los 35 metros de altura. Una verdadera urbanización subacuática. Estoy repertoriando estas arquitecturas y efectúo un trabajo documental en volumen gracias a la escultura.

Les reproduzco antes de ls inmersión, en los mismos materiales, pero a una escala de 1/10. Son arquitecturas que, una vez debajo del agua, se transforman y son más accesibles. Buceo sobre esas estructuras sumergidas para fotografiarlas. Este trabajo me ha permitido entender el funcionamiento de esos arrecifes artificiales, y observar sus pros y contras.

No existe un sistema ideal, pero al filo de mi observación he constatado que ellos generan biomasa y ofrecen refugios duraderos. No se debe medir su papel solo en término de hábitat. Esos arrecifes artificiales modifican las prácticas de pesca, porque no permiten el arrastre de redes profundas. La forma de pescar se debe entonces repensar: con línea, con nasas, con el uso de sistemas más amigables. Así se viene practicando una pesca más duradera. Esta modificación de práctica me interesa.

Tara es un sueño mio de años. Cuando oí mencionar a Tara Pacific, ya estaba trabajando sobre los arrecifes desde hace varios años. Se impuso una evidencia. Estoy, por consiguiente, sumamente feliz de poder unirme a la expedición. Me concentraré  aquí  en los corales. El océano es inmenso y más uno se sumerge, más mide la amplitud de temas que tratar.

Tara ofrece un acceso a este espacio merced a los intercambios con los científicos. A bordo, mi trabajo se inscribe en una lógica que inicié antes de embarcar, pero es obvio que Tara me ofrece una dimensión suplementaria. La goleta trabaja a gran escala, a la escala del planeta. Es la misma cosa para mí: aquí podré trabajar a otra escala.  

Entrevista realizada por Noëlie Pansiot         Vinculo, aqui:     Los artistas y Tara

04/04/2017

Calentamiento y tropicalización de las zonas templadas


Un grano de arena en el mecanismo, y toda la máquina se desajusta.
El cambio climático conlleva transformaciones en el conjunto de los ecosistemas. La tercera fase científica de nuestra misión en Japón se enfoca en uno de esos fenómenos: el desplazamiento, la migración de las especies, con la presencia de nuevos depredadores.

Por su posición geográfica, Japón conoce importantes variaciones de temperatura de norte a sur del archipiélago. Es lo que los científicos llaman el gradiente de temperatura. Los paisajes subacuáticos difieren según las latitudes. Al norte, las macro algas como las laminaria han sido tradicionalmente dominantes. Al sur, el archipiélago de Ryukyus, son los arrecifes coralinos que dominan. Pero el calentamiento climático modifica cada ecosistema.

Los corales no son los únicos en sufrir el aumento de las temperaturas. Las algas presentes en las aguas templadas son afectadas también. Y el número de depredadores crece gracias a las temperaturas favorables.

Desde hace 20 años, los científicos observan el desplazamiento de peces tropicales o subtropicales del sur hacia el norte, en correlación con el aumento de las temperaturas de los océanos. Ciertos peces ya no temen a las aguas demasiado frías y llegan ahora en zonas nunca antes colonizadas. “Cuando hace más calor, uno observa un fenómeno fisiológico en estos peces: se alimentan más. Más numerosos y más hambrientos, esos herbívoros controlan la cantidad de algas presentes en el ecosistema. Ante una presión creciente, las laminaria pierden terreno. En el futuro, estos peces son capaces de subir a latitudes todavía más altas y tal vez crear espacios para los corales, eliminando las algas. Pero debemos contar con el compañero diabólico del cambio climático: la acidificación de los océanos. Uno podría imaginar que el aumento de temperatura es favorable a la migración de corales en regiones más septentrionales de Japón, pero todos los parámetros no lo corroboran. Si el aumento de las temperaturas bien favorece el crecimiento de los corales, por el contrario, la acidificación del agua oblitera el desarrollo de su esqueleto. Esos dos parámetros antagónicos hacen que no podemos prever lo que nos depara el futuro”, explica Sylvain Angostini.

Este mes estudiaremos el fenómeno de tropicalización de los ecosistemas templados a lo largo de las costas japonesas y sobre todo en Kochi, que parece ser un ejemplo mundial: “La bahía en la cual vamos a bucear es sumamente interesante: de un lado de la bahía, el ecosistema original, dominado por las algas, está todavía presente. Del otro lado de la bahía, observamos una tropicalización radical y las laminaria han sido reemplazadas por corales. ¿Por qué? Es lo que trataremos de entender gracias los datos recolectados a bordo”

Noëlie Pansiot.
Ultimo dia en Yokunami © François Aurat / Fondation Tara Expéditions