31/08/2017

Heron island


Hemos llegado a Heron Island este 30 de agosto. Un confeti verde sobre un camaïeu de azules, a 2 horas de la costa este de Australia. Un centenar de personas habitan este islote de 16 hectáreas que alberga el Heron Island Research Station, de la Universidad de  Queensland, y sus 10 científicos.
 Con el alba viene la actividad en cubierta. Simon Rigal y Jonathan Lancelot terminan su turno. Simon  progresa con cautela en el acercamiento al islote, calculando donde anclar para facilitar la logística de los biólogos-buzos. François Aurat prepara el dron para filmar. El sol irradia una luz anaranjada, rasante sobre Heron que sale lentamente del horizonte.
¡Miren! François nos convoca con urgencia para observar la pantalla del monitor de control del dron. Contemplamos una ballena y su cría disfrutando de las aguas apacibles del paso entre Heron y el arrecife Wistari. Heron es conocida por ser una maternidad de estos mamíferos marinos.
Una vez fondeados y las velas arriadas, Jonathan retoma su papel de jefe de operaciones hiperbáricas, y se pone al servicio de los biólogos para su primera sumersión del día: muestreo de biodiversidad y recolección de peces lugareños. Jonathan efectúa una extracción de corazón de porites(Poritidae). Este coral grueso permite, al igual que un árbol, remontar en el pasado y así comprender la evolución climática debajo de la superficie.

Heron Island es un spot de biodiversidad excepcional, con  900 especies de peces y cerca de 72% de las especies coralinas presentes en el conjunto de la Gran Barrera.  Al salir del tercer episodio de blanqueamiento en el mundo, los corales de Heron parecen haber resistido mejor que gran parte de las colonias de la barrera australiana.

Hemos entrevistado el Pr. Ove Hoegh-Guldberg, de la Universidad de Queensland, un científico mundialmente reconocido por sus estudios sobre los corales.

Después de 3 años de estrés continuo por el alza de la temperatura de los océanos, se estima que 50% de los corales de la Gran Barrera de Coral (GBR) ha muerto. ¿Hemos entrado en una tendencia irreversible aquí?
“No hay más duda sobre el vínculo entre el calentamiento climático global y  el blanqueamiento del coral. Entramos en un período negro duradero para la vida de los arrecifes. Eso tenderá a seguir a un ritmo anual. Las otras causas de la destrucción de los arrecifes, son las tormentas, los ciclones. La suma de estos dos fenómenos es la causa de la destrucción masiva del coral.”

¿Que sabemos de la situación en Nueva Caledonia, el segundo arrecife más grande después de la GBR australiana? 
“Los impactos son parecidos en el suroeste del Pacífico, con un 50% de mortalidad. Australia y Francia son 2 superpoderes de los arrecifes coralinos. Nuestros 2 países deben unirse en la búsqueda de soluciones. Unirnos para que se aplique drásticamente el Acuerdo de Paris sobre el clima. La clave es controlar el aumento de temperaturas globales a 2ºC. Una resistencia de los arrecifes es posible, todo no es uniforme. Pero si no hacemos nada, ya no habrá arrecifes coralinos.
Con Tara Pacific, y el trabajo científico consiguiente, se constituirá el primer banco genómico de la GBR. Entenderemos mejor los procesos que norman la vida del coral.”

Vincent Hilaire

25/08/2017

Hacia la Gran Barrera de Coral


Este 25 de agosto, Tara se enrumba al noreste, saliendo de la bahía de Sídney con vientos de 25 nudos a favor. Los 7 científicos recién embarcados disfrutan de unas condiciones óptimas: sol y cielo azul. 

Nos dirigimos hacia Heron island, nuestro primer sitio de estudio, al sur de la Gran Barrera de coral. Dejamos con reconocimiento el apacible ambiente que hemos encontrado en la ciudad de Sídney.
Vamos al encuentro de uno de los hitos mayores de este segundo año de expedición Tara Pacific. “The Great Barrier Reef”, construida por un pólipo de unos centímetros de largo, es la más grande estructura coralina del planeta y se observa desde la estación espacial internacional.  

Seguiremos la costa sin verla: Newcastle, Macquarie, la Gold Coast y la isla Frazer. Los marineros izaron las velas. Andamos cómodos, a  siete nudos. El ritmo que impone el mar y la navegación se apodera tranquilamente de la tripulación. Hemos vuelto a organizar los primeros turnos. Cuatro delfines de gran tamaño vienen a inspeccionar la proa y a saludarnos con saltos espectaculares. Nos quedan 600 millas para llegar a Heron island.
Vincent Hilaire.




21/08/2017

Charlène Gicquel, con tenacidad


Algunas notas de acordeón brotan de la cabina delantera de Tara. Es un momento privado que Charlène Gicquel  saborea en particular. Esta capitán de marina mercante, de 32 años, esperaba con ansias sus primeras millas a bordo de la goleta. Desde hace 13 años.

Charlène, es tu primer contrato con Tara en calidad de jefe mecánico, ¿cómo te sientes?
“Un poco ansiosa porque no conozco totalmente el barco en operación, aunque haya participado en las obras de mantenimiento en Whangarei. Me gusta la idea de que Simon Rigal, habitualmente  jefe mecánico en las «Abeilles », este cerca. En estos primeros pasos, me permite contar con un respaldo experto en caso de avería, y así evitar meter la pata.

Me inclinaba por un puesto de oficial de cubierta. Pero me gustaría aportar mi contribución, a largo plazo, en máquinas de Tara. Eso requiere de tanta energía y compromiso al inicio, que resultaría  lógico seguir en esta función. El desafío es ahora en vivo. Mi objetivo es cumplir de la mejor manera este primer contrato.

Para llegar aquí, después de tantos años de espera, renuncié al  puesto de segundo capitán a bordo del velero “Ponant”. Porque desde que vi a Tara en Marsella, se había vuelto obsesivo  tener un lugar a bordo.

Nada me predestinaba a los oficios del mar, no hay antecedentes en mi familia. A los 12 años, como muchos adolescentes franceses, empiezo con mis primeros cursos de vela en Bretaña. Mi padre creció en Vannes, pero su familia no navegaba. A los 15 años, descubro el catamarán. Eso me llena de nuevas sensaciones. Al final de este curso, el instructor me dijo: “Si tú quieres, el año próximo, puedes regresar a trabajar conmigo como instructor adjunto”. Seguí  el caminoa hasta un diploma de instructor de vela a los 18 años. Embarqué luego para mis primeras navegaciones en alta mar.  Progresivamente, germinó la idea de que hacer mi vida con un oficio vinculado al mar podría ser bueno.

Yo pensaba más bien en la construcción naval, o la oceanografía. Una amiga me habló bien de la marina mercante.  Se dio un “click”. Me inscribí al concurso después del bachillerato. Funcionó. Me integré a “Hydro”, en Marsella, en 2003.
Un año más tarde, Tara hacía escala en Marsella. Postulé una primera vez, deseando embarcar algún día.

Durante eso años de marina mercante a bordo de  portacontenedores y de tankers, ¿sigues postulando para embarcar en Tara, en particular para la deriva ártica?
Tara era una obsesión. Yo laboraba en buques de comercio, pero seguía buscando otra cosa. Un día, Simon me habló de los barcos del Padre Jaouen, el “Bel Espoir” y el “Rara Avis”. Embarcar en ellos ha cambiado mi vida. Es así que quería vivir mi oficio. Esas vivencias me abrieron horizontes alucinantes.
Los tripulantes de esos barcos tenían experiencias muy diversas. Todos iniciábamos desde cero. Eso permitía que todo el mundo se enriqueciera  y progresara. Era muy estimulante.

Después de este año 2006-2007 genial, recibí propuestas de navegación en medio polar, en Noruega y Spitzberg.  Conseguí un contrato de voluntaria civil de cooperación técnica para pasar una invernada en la base Dumont d’Urville, Antártica, en 2009, en calidad de segundo mecánico.

Al regresar de Antártica, embarqué en el “Belem” (2010) para dos temporadas completas.  También terminé mi 5to. año de marina mercante. Postulé para Tara Océans, pero no había espacio para mí. Luego entendí que con mis diplomas y mi experiencia, ya sería posible.

Embarqué más tarde en el “Ponant”, antes de un año completo a bordo de “Hermione”. En la primavera de 2017, Simon me avisó de que Tara Expéditions buscaba un jefe mecánico. Y aquí estoy.

Entrevista por Vincent Hilaire.

18/08/2017

Sidney


8 días y 1,215 millas de navegación intensa desde Whangarei, Nueva Zelanda, para llegar a Sidney, Australia, este 18 de agosto.
“Hemos encontrado un poco de todo en este tramo agitado. En esta estación, se siguen las depresiones una tras otra, entre la costa este de Australia y Nueva Zelanda. Es como en el Atlántico norte.” Se requirió toda la experiencia de Simon Rigal y de los marineros para negociar unos vientos de oeste de 15 a 50 nudos. Y cada uno de los 10 a bordo se entregó al máximo de sus capacidades.
Pero, al amanecer, Sídney y sus torres surgen del horizonte sobre un mar por fin calmado. Entrar en la bahía de Sídney es un momento codiciado. Bordeamos una primera punta dominada por un faro blanco, y nos aparece la famosa ópera en unas de las más bellas bahías del mundo. 
Después del Harbour Bridge, un giro a la izquierda, para amarrarnos al muelle del Australian National Maritime Museum, en Darling Harbour. Una vez cumplidos los tramites de aduanas, los marineros se dedican a lavar la cubierta y el aparejo. Es un Tara “en costra de sal” que nos ha llevado hasta aquí.

Mañana, presentación de Tara Pacific a la prensa. Una semana de visitas de escolares y del público general hasta el 24 de agosto, fecha de zarpe rumbo a Heron Island, al sur de la Gran Barrera de coral.
Seguiremos luego hacia el este, hacia las islas Chesterfield y Nueva Caledonia, con 15 almas a bordo, un equipo científico de nuevo completado.

Vincent Hilaire.    

11/08/2017

Simon Rigal, capitán


Desde hace 10 años, Simon trabaja a bordo de remolcadores de tipo “Abeille”. Él está de vuelta al mando de Tara hasta Papúa Nueva Guinea, en reemplazo de Martin Hertau, el habitual relevo  de  Samuel Audrain, el capitán titular saliente. Martin se encuentra actualmente en formación en la Escuela de Marina Mercante de Nantes.
Simon ya estaba al timón de Tara en Agosto 2005. Él tenía 27 años entonces, y capitaneaba una campaña ornitológica en Georgia del Sur.

Simon, regresas después de 12 años. ¿Nos explicas? 
“Romain Troublé y yo mantenemos el contacto desde la expedición en Georgia del Sur. El me invita en cada oportunidad. Esta vez, cuando me ofreció este ínterin, me ha conmovido particularmente. Sentí que era un “ábrete sésamo” para regresar a bordo. Me atreví a pedir a la dirección de “Les Abeilles”, -que agradezco-, una licencia sin sueldo. Regresar a bordo de Tara me da la impresión de cerrar un círculo.

Después de Georgia del Sur, yo había llevado a Tara de Lorient hasta su invernada sobre el hielo ártico, para la expedición Tara Arctic. Esos recuerdos vuelven a la superficie. Reencuentro una aventura marítima peculiar. Vuelvo a toparme con conocidos: Daniel Cron, Nicolas de la Brosse, Charlène Gicquel, Samuel Audrain,  Marion Lauters. Cada quien ha construido positivamente su evolución, al igual que el proyecto Tara. Además, Nueva Zelanda y Australia son zonas que no conozco.

Tú recibes el timón de manos de Samuel. Ustedes dos se conocen desde hace mucho, cuando él era un simple  marinero.
Conozco Samuel desde el  2005, en la expedición Clipperton, conducida por Jean-Louis Étienne en  el “Rara Avis”, uno de los barcos del Padre Jaouen.  Yo acababa de salir de mi 5to. año de Marina Mercante. Samuel, quien estaba en Tara, me mencionó que buscaban un skipper. Es así que empecé con Tara. 

Salí con Tara de Camaret, en agosto de 2005, para una campaña en el Gran Sur: Georgia, Patagonia, Diego Ramírez. Yo era un joven capitán de 27 años, y estaba timoneando un barco genial. Estaba en íntimo contacto con la aventura, las culturas, la ciencia, el  arte, todas dimensiones que amo. Trabajábamos con el British Antarctic Survey para un censo de petreles gigantes (Macronectes halli), de albatros (Diomedeidae), de leones marinos (Arctophoca tropicalis). También nos acompañaba un glaciólogo que sembraba sensores para medir la evolución de los glaciares en la Antártica. Luego hicimos una segunda campaña con Sally Poncet, bióloga australiana especialista de la Antártica, y Ellen Mac Arthur.

Luego de dos campañas en el Gran Sur, regresamos el barco a Francia, por Diego Ramírez y el Cabo de Hornos. Y Romain me pidió llevar Tara hasta la banquisa.
No me quise quedar más tiempo, por el cansancio acumulado en esos dos años de circunnavegación. Pensaba regresar para el segundo invierno de la expedición y llevar el barco de regreso a Lorient. Pero me convertí en padre de familia, y comencé mi carrera en “Les Abeilles”.

¿En que condición encuentras la goleta hoy en día?
A nivel técnico, hay dos motores nuevos y dos nuevas hélices que estamos todavía probando. También se mejoró el escape. Las velas están en buena condición. Tara envejece bien. Es el fruto de un enorme trabajo de los marineros. Tara conserva este “look” futurista de los años 90’s. (Sonrisas). Pega siempre igual de duro al mar de frente. Esta goleta es todo un proyecto per se. Rindo homenaje a todos los que han levantado esta aventura y que siguen haciéndolo para que no se detenga.”
Sin duda, el jefe mecánico de «Abeille Languedoc» está para saborear su navegación al mando de Tara hasta Papúa Nueva Guinea.

Entrevista por Vincent Hilaire.

10/08/2017

Rumbo a Sidney



Acabamos de zarpar hacia el segundo año de la expedición Tara Pacific, dedicada al estudio de los corales. Los científicos apuntan ahora a las dos estructuras más grandes construidas por este animal en el planeta, en Australia y Nueva Caledonia.

Después de un día de lluvia a cantaros, el sol sale dos horas antes de nuestro zarpe. Nos ofrece un fin de tarde excepcional. Los paisajes de Whangarei se visten de los colores de nuestra Suiza normanda y de Limousin.
Simon, nuestro capitán, apenas librado de la clearance y de las aduanas kiwi,  le pide a Charlène Gicquel, jefe mecánico hasta Sidney, lanzar los dos motores. Simon no esconde su impaciencia por  aprovechar la mejoría y maniobrar para salir al río.
Samuel Audrain, capitán saliente, y Marion Lauters, chef saliente, prestan servicio de prácticos de muelle para soltar las amarras. Suavemente, Simon embraga en reversa. Con un último saludo de Marion y Samuel, Tara se enrumba al este.
Nos quedan unos 15 kilómetros, nocturnos esta vez, para salir de esta hermosa ría sinuosa y alcanzar el mar abierto. Dos horas más tarde, los primeros movimientos de balanceo avisan nuestra entrada en el Elemento. Como un dromedario en mar de arena, la goleta progresa en un movimiento “metronómico” hacia adelante, un paso muy castizo.
Navegaremos así con motor durante un día entero, antes de encontrar condiciones más musculosas. Los datos meteo anuncian vientos del este, de 30 nudos, por los días venideros.

Iniciamos nuestra navegación hacia Sídney, Australia, con viento en contra. Podría ser incómodo para los 10 a bordo que deberán “amarinarse”, o sea, acostumbrarse rápidamente. Para estabilizar la goleta y controlar su danza, los marineros izan la mayor y el trinquete.
En esta primera noche de navegación, nos acompaña una luna casi llena. Nos esperan en Sídney, 1,215 millas adelante, el 18 de agosto. Será la segunda vez que la goleta se presente en Darling Harbour. En marzo 1990, Jean-Louis Étienne culminaba allí su expedición «Transantarctica», con 6  exploradores a bordo.

Vincent Hilaire.

02/08/2017

Encuentro con Noémie Sauve, artista en residencia



4ta artista en residencia en Tara Pacific, Noémie Sauve estará a bordo, del 9 de agosto al 22 de septiembre, entre Auckland y Nouméa. Entre ciclón artístico y avalancha de ideas, entrevista con una artista comprometida, autodidacta e innovadora.

¿Por qué postuló para una residencia en Tara?
Se inscribe en la lógica de mi trabajo. Me inspiró el anuncio en COAL, conociendo y apoyando los propósitos de Tara, aunque sea en una forma diferente, porque suelo trabajar en tierra, en medio de la cría de animales, las semillas campesinas... Es ahora una oportunidad para andar sobre el agua.

¿Cómo imagina su estadía a bordo?
Prefiero no imaginar. Solamente proyecto que será placentero. Aunque no imagino, me estoy preparando. Aprobé el nivel 1 de buceo; Fui a probar luces en el Aquarium de Paris; Me documenté sobre fluorescencias.  Mucha gente me ha orientado, en particular en materia de documentación. Embarco con una verdadera información sobre el agua, el mar. Anteriormente, yo había trabajado sobre algunos temas vinculados a los océanos, en particular las zonas muertas, pero nunca he embarcado en algo como Tara.

Su perfil de artista, ¿cómo se define?
Hasta la gente que trabaja conmigo tiene dificultad para calificarme. Me defino por lo que hago. Por lo que es de la forma, es una figuración estropeada, y en cuanto a técnicas, son casi todas las técnicas.
En materia de escultura, va de la soldadura a la fundición, pasando por la talla de madera y de piedra, la cocción clásica de cerámica o en raku, de los moldes al modelaje...Me gusta probar de todo, porque induce transversalidades en las técnicas. Si uno trabaja con el vidrio, puede surgir una idea mecánica para trabajar con el metal. Podemos decir que la técnica me inspira la forma, para luego  pasearme por todas las técnicas. Después, vienen el dibujo, la pintura, la escenificación, en particular con esculturas. Lo que ordena un poco todo eso, es una observación de la materia viva y de lo que me rodea. Y llegar a crear una iconografía en torno a una temática, la domesticación.  La domesticación puede llevar muy lejos; Es la organización de un paisaje en base a un ritmo humano, una profunda deformación de la autonomía de la materia viva.

¿Nos puede explicar algo de lo que entiende por disconografía?
Trabajo en la puesta en escena de mis obras plásticas en espacio público o en un escenario dedicado. Al disconografiar una obra, la saco de mi taller y procuro implicarla en un territorio, por ejemplo la calle, para ilustrar lo que sugiere esta pieza. Es como una caja que uno abre de nuevo  para proponer una acción diferente.

¿Cuál podría ser el aporte de su residencia en Tara?
Es el sueño de muchos artistas poder embarcar con científicos, en un campo que es el centro de su preocupación, en este caso la ecología, y así encontrarme en el corazón de un nuevo idioma; Es una oportunidad de conocer gente apasionada y lugares de difíciles acceso. Es por eso que preparo mi taller intensamente y que he desarrollado dos técnicas inéditas. Desde septiembre pasado, todo mi mundo gira alrededor de Tara. Quiero digerir todo de este viaje y también devolver productos cuando regrese en tierra. Quiero poder comunicar, a través de mis piezas, lo que voy a vivir en este embarque, para acompañar el proyecto Tara.

Entrevista por Léa Mignot